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Técnicas de supervivencia

TÉCNICAS DE SUPERVIVENCIA

  • Para saber no es necesario pensar.

 

  • Darnos importancia es siempre darnos la importancia que no tenemos.

 

  • Lo que llamamos ‘distancia’ no es sino un homenaje del ‘aquí’.

 

  • El conocimiento es una suma de inquietudes que da paz.

 

  • El protagonismo es el deporte de la angustia, estigma de desolados y vanidosos. Llamar la atención, ¿para qué? Uno siempre está ahí: ¡a qué hacer notar entonces que uno en verdad está ahí!

 

  • ¿Qué significa ser mucho para los demás y muy poco para uno mismo?

 

  • Concentra tus pasiones en una sola. Y desátala.

 

  • ¿Y qué en esta vida o en qué otras no genera dependencia?

 

  • Si pienso en el acto humano de robar, creo que sería bueno que no existiera; pero si pienso en el acto humano de resguardarlo todo, creo que robar a quien resguarda todo viene bien.

 

  • Mejor la iconoclasia al nihilismo. Mejor algo que nada.

 

  • Ésta es la mejor manera de enseñar lo que sé.

 

  • Aquí la vida no es sino una deuda. Uno no vive, porque debe vivir. Uno no olvida los años pues los debió cumplir.

 

  • ¿Deseas guardar los cambios?

 

  • Mi mundo es tan pequeño que prefiero pensarlo semilla.

 

  • El trabajo puede ser un cerco al foso de la locura. Un cerco no es natural, un foso casi siempre lo es.

 

  • Entre más muertos lleva el mundo más debemos animarnos a vivir.

 

  • Se abra y luzca tu flor.

 

  • De nada ha servido disponer formas para ocultar ganas.

 

  • ¡Cuánta comida no es alimento!

 

  • Cortaste esa rama, no otra.

 

  • Una obra anónima implica una difícil y grande virtud. No recibe reconocimiento, no porque no lo merezca, sino porque no lo necesita.

 

  • Sospeché en los asientos del café el dibujo de mi destino, y antes de verlo me serví otra vez.

 

  • Mejor en cuatro patas que en cuatro paredes.

 

  • La consideración de mis ideas fijas es la reina de mis ideas fijas.

 

  • Creo que sí. Pienso que no.

 

  • Buscar una cosa en dos direcciones es no buscar.

 

  • Demostrar, verbo de tontos.

 

  • Saber llevar los males es curarse.

 

  • La modestia no es tema de modestos.

 

  • Una sola incomodidad no harta; el hartazgo es la suma de las incomodidades. Si algo estorba es porque un obstáculo se añadió a otro: una burla a tu amargura, un falso amor a tus años de soledad, un día igual a la suma de tus días iguales.

 

  • La cordura reconoce muchas corduras y sólo una locura, la locura muchas corduras y muchas locuras.

 

  • Duda de los números que no quepan en tus manos.

 

  • Si uno mide su vida con el trabajo, la mide con lo único que la puede medir.

 

  • Decir algo “sinceramente” tiene algo de histeria.

 

  • Decir algo “honestamente” tiene algo de culpa.

 

  • No te preocupes por pescar recuerdos; los que valen la pena siempre volverán solos.

 

  • Perdiste la timidez. ¡Ahora qué!

 

  • La rebeldía no se rebela; se talla.

 

  • Más arte hay en declinar una disputa que en pelearla.

 

  • ¿Comerse el mundo? Seguro será de difícil digestión.

 

  • El espíritu se plancha en frío.

 

  • Lo que se es, es siempre un esfuerzo.

 

  • Vida es sed.

 

  • Así como los sueños parecen aliviar la realidad, la distracción parece indicar la libertad.

 

  • La distracción es una forma pura de la vida, tan pura que en ella no hay recuerdo ni futuro ni olvido, la distracción es el tiempo hecho carne, y la carne no piensa.

 

  • Las confesiones se guardan, los secretos se copian.

 

  • Si mi casa es afable soy afable. La capacidad de embellecer mi espacio es también la capacidad de embellecer mi alma.

 

  • El sentido del humor es el mayor sentido de supervivencia.

 

  • La única petición cumplida infaliblemente por la suerte es la de la mala suerte: si se espera algo bueno, tal vez se obtenga; pero si se espera algo malo, seguro se obtiene.

 

  • Las mentiras descaradas o desfachatadas (sin cara), dicen también verdades. Y lo sabe la máscara. ¿Quién no es a la vez más falso y más verdadero si se pone una?

 

  • Las manos que saben ahorcar saben también que no saben saludar.

 

  • ¿Y cómo engañar sin antes engañarse?

 

  • Pasado y futuro. Una causa es tanto un antecedente como una determinación, y se es defensor de una causa debido a otras dos: o bien, la de haber sido —o aún ser— ofendido, o bien, la de haber sido —y ya no más— ofensor. He hallado en las causas ajustadas por los segundos un mayor abrigo. Más que libertad, que emancipación de un yugo, la redención verdadera es el perdón, es decir, la llana aniquilación de la venganza: pronunciamiento por un destino más humano que el circunscrito entre maldad y bondad y, en general, en lo que la vida se muestra como el cobro de una deuda, el castigo de un abuso y la expiación de un pecado. La experiencia no es ni buena ni mala; es experiencia, vida sobre mundo como óleo sobre tela. Una justicia estéril surge del recuerdo, una justicia que vuelve justicia los actos.

 

  • Mentira e imaginación son análogas, las dos crean, las dos gustan, las dos hieren; pero la primera tiene la responsabilidad de un arma y la segunda el desatino de un niño. La mentira es culpable, la imaginación inocente.

 

  • La conquista más grande es la conquista de la constancia.

 

  • Lo contrario a vivir no es morir, sino renacer, como lo contrario a perder no es ganar, sino haber jugado.

 

  • Se puede tener una memoria muy mala para lo que se considera importante pero prodigiosa para lo superfluo (¿qué es entonces lo superfluo?), y más aún, para lo francamente perdido: ignorar, por ejemplo, cómo llegar a un destino y sin embargo recordar cada ruta hecha para pasar por donde nunca se quiso pasar. En el fondo, la memoria trata de amar, de ser fiel, pero el recuerdo es promiscuo, impredecible y vagabundo.

 

  • Daría la impresión de que aquel que debe algo es más solvente y confiable que cualquiera que viva al día y sin deudas. Y es que finalmente las deudas son una posesión, y la gente prefiere el extraño círculo de tener – no tener – pedir – deber – pagar, que el escueto vivir sin más ni menos. Si alguien prestó algo a otro es porque tenía su crédito, es decir, una confianza no digna de cualquiera.

 

  • ¡Soy feliz con tan poco! ¡Dónde hallar ese poco!

 

  • Muchos de mis trabajos exigen piyama.

 

  • Fastidiosa meticulosidad.

 

  • Ocultar no es sino una forma de mostrar. Lo que no incitamos yace oculto en sí mismo, y es al abocarnos a ocultarlo que terminamos por mostrarlo sin querer. Puede ser que no notemos que alguien le falta un diente, pero si insiste en hablar cubriéndose la boca lo notaremos de inmediato. Alguien miedoso quiere ser discreto, pero no lo consigue porque su miedo es en sí un escándalo.

 

  • Muchos tildan como caducos ciertos conocimientos antes de dejarlos siquiera ser nuevos para ellos.

 

  • El talento no es suficiente para estremecer dentro de una sociedad subyugada, como tampoco la belleza es suficiente para el amor ni la fuerza para mantener el equilibrio, y etcétera. En sí, ningún camino es garantía de ningún arribo.

 

  • La obra surgió cuando lo difícil de aprender se volvió fácil de mostrar.

 

  • La ética es la estética del futuro. La estética es la ética del presente.

 

  • Eterna gallina sin huevo, el talento no estriba en hacer obras sino en la facultad de reconocimiento. No hay talento más grande que distinguir otros talentos, que a su vez reconocen otros y…

 

  • El humor es la canica que se agita en el envase de la inteligencia.

 

  • Suele pensarse que lo inmediato es también lo desechable.

 

  • Vicio y experimento: necesidad de llamar experimentos a los vicios y al revés.

 

  • Hay muchos retos de fácil inferencia y de difícil procedimiento, como conseguir hoy el diario que no alcanzamos a comprar ayer.

 

  • Hay morales tan prohibitivas que inhibirían todas las costumbres de una costa caliente.

 

  • Basta con decirle a un vendedor que eres vendedor para que deje de insistir. Luego de esta charla mínima te considerará su colega.

 

  • Quien inventó el metal inoxidable despojó cierto fantasma de vida a lo inanimado.

 

  • La Belleza no necesita espejos.

 

  • La Belleza es una forma de vida.

 

  • La Belleza abrevia el producto de su suma.

 

  • No hay nada qué criticar de lo que no nos interesa.

 

  • Lo que uno muestra todo el tiempo a los demás sólo para saber si está bien, no terminará de estar bien nunca. No hay pedir sin dar, y pedir consejo es también dar un arma. He aquí el carácter masoquista de la duda, inmolador, un dispárenme justo al pecho, por favor.

Acerca de Jorge Santana

Mi cuerpo recuerda lo que mi alma olvida. Mi alma recuerda lo que mi cuerpo olvida.

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