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Meteorología sentimental

METEOROLOGÍA SENTIMENTAL

  • Escondo con ahínco aquello que a nadie interesaría.

 

  • Cuando llueve todo el día, me acuerdo con más dulzura de lo que he perdido.

 

  • Mi cuerpo recuerda lo que mi alma olvida.

 

  • Detrás de quien engaña a quien sea, hay un engaño a sí mismo; detrás de quien teme lo que sea hay un temor de morir.

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  • La verdadera timidez es negarse al error.

 

  • Mientras vivimos no percibimos sino la eternidad.

 

  • Toda promesa tiene algo de culpa.

 

  • Confianza es calor físico.

 

  • Soluciones radicales con actos dulces.

 

  • La mayor confianza vive en una desconfianza.

 

  • A veces esperar es condenar el ansia.

 

  • Quien ha vivido de necesidades no aspira a la plenitud, sino a la necesidad de la plenitud.

 

  • Vengar algo es tender un puente de preocupación mientras se lo busca tirar.

 

  • La costumbre, como la conciencia, es una suma infinitesimal de pequeños instintos.

 

  • Es difícil llegar donde nadie te espera, pero es más difícil adonde te esperan todos.

 

  • La oscura voluntad de ser un Cristo, ser carne de cañón, ir al peligro a ver qué anda mal, darse a la madrugada del alma, al horror de los hombres para atrapar de ellos una nobleza urgente o un golpe vital.

 

  • La indiferencia es olvidar algo antes de que ocurra, algo que todavía no sabemos si odiar o querer, algo que lamentablemente iría a refrescar nuestra siempre retardada plenitud.

 

  • Y sin creer en nadie ¿quieres que crean en ti?

 

  • La más grande valentía que conozco hasta ahora es el más grande reconocimiento de mi miedo.

 

  • Me resulta difícil identificar lo grave de una ofensa excepto cuando escapa de mis labios.

 

  • Entre orgasmo y canto, la risa.

 

  • Reír es la celebración del cuerpo. Cuando se ríe, el cuerpo está de fiesta.

 

  • Existen tres tipos de prisa: la cándida, la culposa y la enojada.

 

  • Qué satisfactorio es nada tener porque todo se da.

 

  • Nadie siente de más.

 

  • Genealogía sentimental en diez niveles: distinguir cuando esa duda(1) que precede a la decisión(2) de ofrecer agradecimientos(3) viene más bien de un afán de exoneración(4) que desentraña inopinadamente cierta culpabilidad(5), motivada en el fondo por la vergüenza(6) de no poder ocultar(7) el retraimiento(8) a consecuencia de un exceso de soledad(9), que no es sino la soledad de todos en la nuestra(10).

 

  • Hay sonrisas que miran. Hay miradas que sonríen.

 

  • Hay sonrisas que miran sin reír, hay miradas que ríen sin observar.

 

  • La prisa es el suicidio de la distracción.

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  • El miedo no se cura con confianza, se cura con riesgo.

 

  • Es justo que los sentimientos proyectados sean análogos a los recibidos. Nadie mejor a quien amar que ese que ama a otros, nadie mejor en quien desconfiar que ese que desconfía de otros, etc.

 

  • Ofenderse por groserías es absurdo. Decir groserías causa molestias tan sólo un poco más duraderas del tiempo que se invierte en pronunciarlas; insultar, en cambio, sea con actos, palabras o silencios, hiere en lo profundo y requiere pericia. Por esa lógica, las groserías no desatan contextos en sí mismas y son contrarias a los argumentos que crean los insultos. El grosero pierde su tiempo; el que ofende, su alma.

 

  • El día es cuerpo, el alma noche. De día dispensamos al alma, de noche al cuerpo.

 

  • Enojados por un desconocido que camina más aprisa que nosotros y darnos a rebasarlo.

 

  • No sé defenderme sin ofender y viceversa. Ofensa y defensa son lo mismo para mí.

 

  • El agradecimiento no se da; se tiene.

 

  • La culpa es el miedo hecho comezón.

 

  • No distingo entre permanecer durmiendo de día con fiebre, y permanecer durmiendo de día sin fiebre.

 

  • Me enamoro de la paloma que visitó mi balcón y, desde entonces, la alimento cada día; le doy un mes completo de mi vida al cuaderno que alguien me obsequió, comparto mi vida con la mujer que me abordó en un café; cambio todo mi camino por una sola sugerencia. Por más que proyecte mi vida, al final lo que importa es siempre otra cosa. No puedo acceder a mis más grandes deseos si no es por casualidad.

 

  • Los celos crecen desde los labios.

 

  • Un chiste dos veces escuchado es aburrimiento mil veces vivido.

 

  • Artista en tres pasos. Uno: sentir lo que ya está. Dos: sentir lo que aún no está. Tres: hacer sentir lo que no está como si ya estuviera, y al revés.

 

  • En cuanto conozco a alguien comienzo en mi mente la redacción de su carta.

 

  • Solía angustiarme esta pregunta: “¿y quién podrá quererme con mi cara de angustia?”

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  • Telefilia: Gusto por la lejanía.

 

  • Estado: peligroso y en peligro.

 

  • Corriendo, yendo tarde a la sesión de meditación. Deprisa a relajarse.

 

  • Deprisa a ningún lado.

 

  • Una hipocondría más: si llego a tomar un medicamento y leo sus reacciones secundarias, me ocurren todas.

 

  • Cuando los intereses se multiplican, no se diluyen; se intensifican.

 

  • La tristeza sólo consigue cosas tristes.

Jorge Santana Dingbat

 

Acerca de Jorge Santana

Mi cuerpo recuerda lo que mi alma olvida. Mi alma recuerda lo que mi cuerpo olvida.

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