El dispositivo metodológico:
Puente entre teoría y práctica en la indagación artística
Jorge Santana
De la teoría a la práctica
¿Es posible construir un puente efectivo entre la teoría y la creación artística? ¿Qué tan lejos nos lleva un concepto cuando encuentra su camino hacia la praxis y la experimentación en el taller? La noción de ‘dispositivo metodológico’ responde a esta necesidad, proporcionando un marco en el que la teoría y la práctica artística se entrelazan orgánicamente, dando lugar a nuevas formas de indagación y creación.
En mi investigación en el Doctorado en Artes y Diseño, titulada Pantalla Pintada, el dispositivo metodológico tomó cuerpo al abordar las implicaciones críticas de la visualidad digital y trasladarlas a una práctica deliberadamente tradicional, como es el óleo sobre lienzo. Esta elección busca ejercer un diálogo consciente entre los imaginarios contemporáneos de la cultura digital y los ámbitos típicos del taller pictórico. En este cruce, no sólo se generan resonancias históricas, sino también tensiones que permiten parodiar, resistir o reconfigurar los cánones del arte. De este modo, el proceso pictórico no se limita a materializar conceptos, sino que los transforma al ponerlos en acción. La intersección entre la cultura visual y las técnicas tradicionales, más allá de este caso específico, representa un interés amplio y vigente para los creadores contemporáneos que buscan nuevos lenguajes en el tránsito entre lo digital y lo análogo.
Así, exploraremos la conexión entre el marco conceptual y la experimentación pictórica a partir del imaginario de las pantallas digitales, uniendo teoría y práctica de manera sistemática. Considerando los planteamientos de Foucault (1980) y Agamben (2006) sobre el ‘dispositivo’ como modelador del discurso y la praxis, examinaremos cómo las cualidades de la imagen digital pueden enriquecer la producción artística mediante esquemas de sus correspondencias. Es importante notar cómo el concepto de ‘dispositivo’ ha evolucionado desde Foucault, quien lo concibió como una red de relaciones de poder y saber, hasta Agamben, que amplió su alcance para abarcar cualquier mecanismo que tenga la capacidad de configurar, orientar o determinar las prácticas, discursos y formas de conocimiento en un contexto dado.
Etimológicamente, ‘dispositivo’ proviene del latín ‘dispositus’, participio de ‘disponere’, que significa ‘colocar en orden’, ‘distribuir’. Esta raíz subraya la capacidad organizadora y estructurante del concepto, lo cual se alinea con nuestro propósito de ordenar y analizar las relaciones entre lo digital y lo artístico.
En este contexto, es pertinente mencionar la noción de ‘aparato’ propuesta por Jean-Louis Déotte, que se relaciona con nuestra discusión, pero difiere en énfasis. Déotte concibe los ‘aparatos’ como configuraciones técnicas y culturales que estructuran nuestra percepción y experiencia del mundo. Mientras que esta idea es valiosa, nos inclinamos por el concepto de ‘dispositivo’ debido a su mayor amplitud y flexibilidad para abarcar no sólo los aspectos perceptuales, sino también las relaciones de poder y saber que configuran nuestra interacción con las imágenes digitales y su transformación en arte.
No obstante, podríamos considerar que, dentro de nuestro dispositivo metodológico, los esquemas, tablas de tipologías y otros elementos analíticos funcionan como una especie de ‘aparatos’ en el sentido de Déotte, pues estructuran nuestra percepción y análisis del fenómeno estudiado. Es interesante notar que la voz ‘aparato’ proviene del latín ‘apparatus’, que significa, ‘aparejado’, ‘preparado’ o ‘dispuesto’, reforzando asimismo la idea de una estructura organizativa.
En el arte contemporáneo, es imperativo estudiar la mirada, la cultura visual y la imagen como un fenómeno autónomo que trasciende los criterios tradicionales de proporción, composición, técnica y estilo. Esta maniobra permite al arte actual nutrirse tanto de su herencia histórica como de fuentes interdisciplinarias más recientes. Mitchell (2009) subraya que la cultura visual nos insta a estimar la imagen como un complejo entramado de relaciones sociales, tecnológicas y epistemológicas. Estudiar la imagen en sí implica también contemplar su potencial inclusión en la práctica artística. El conceptualismo, tanto en la tradición como en los nuevos medios, permite al artista explorar ideas, ampliando las posibilidades del arte más allá del deleite sensorial. Esta perspectiva multifacética enriquece la producción artística con nuevas capas de significado en un mundo visual cada vez más complejo.
Este ejercicio interdisciplinario se sintetiza en una poética que abarca diversas áreas del conocimiento. La idea de poética ha experimentado una significativa evolución desde su concepción aristotélica. Aristóteles (2018) la entendía principalmente como un análisis de la estructura y el efecto de la tragedia, pero autores contemporáneos como Gérard Genette (1989) han ampliado su alcance. Genette utiliza el término ‘poética’ para concebir una tipología de la literariedad, es decir, de aquello que hace que un texto sea literario, expandiendo así el concepto a un análisis más amplio de las formas y funciones del discurso. En nuestro contexto, al tratar igualmente con lenguajes, una poética comprende el conjunto analítico de recursos, convenciones y estrategias creativas de un campo, trascendiendo lo meramente literario para abarcar el ámbito visual y digital.
Esta expansión del concepto de poética nos permite aplicarlo a nuevos campos de estudio, como la intersección entre la imagen tradicional y su correspondencia digital. En este caso, la poética se manifiesta como una exposición sintética y ordenada de procedimientos, guías y medios que plasman una visión singular de las distintas situaciones de la imagen, tanto análoga como digital, y su potencial presencia en la producción artística. Este enfoque aborda el amplio espacio entre las ideas y su ejecución en obras, reconociendo la complejidad de las relaciones entre lo conceptual y lo material en el arte contemporáneo. Así, creamos un puente entre la tradición filosófica y las prácticas artísticas actuales, ofreciendo un marco teórico robusto para analizar y crear en la era digital. Al hacerlo, no sólo nos basamos en la evolución de términos como ‘dispositivo’ y ‘poética’, sino que también contribuimos a su continua transformación en el contexto de las artes visuales y la cultura digital.
Para desentrañar la complejidad de este implemento metodológico y su aplicación tanto en la teoría como en la práctica artística, resultó esencial desglosar sus múltiples facetas en componentes específicos. Esta estructura no es arbitraria: responde a la necesidad de ordenar conceptos que, de otro modo, quedarían atrapados en abstracciones difíciles de operar. De modo afín al tema, elegí desmenuzar las características para mí esenciales de esta herramienta en 10 elementos que, al mismo tiempo, reflejen los aprendizajes y fases procesuales de mi investigación, donde cada etapa fue retroalimentada por el diálogo constante entre reflexión y producción. Así, cada apartado no sólo aborda un aspecto clave del dispositivo, sino que evoca la experiencia directa del proceso artístico-investigativo, consolidando la idea de que la fragmentación del conocimiento no resta coherencia, sino que revela las múltiples capas que componen una investigación viva y orgánica.
Para reforzar esta dimensión, cada punto se acompaña de un gráfico extraído de mi estudio, haciendo visible la relación entre teoría y práctica, y proporcionando una representación visual del desarrollo evolutivo de la investigación y sus resultados en obras, y viceversa.
1) Diferencia entre dispositivo metodológico y metodología
El dispositivo metodológico se distingue claramente de la metodología convencional de una tesis. Mientras esta última describe sistemáticamente el proceso de investigación en un capítulo específico, el dispositivo metodológico es una herramienta flexible que puede ocupar desde una pequeña parte hasta un cuarto de la investigación total. Aunque comparten la raíz ‘método’, sus funciones son distintas y complementarias. El dispositivo actúa como un espacio donde teoría y práctica dialogan libremente, superando las limitaciones de los métodos tradicionales. Como señala Borgdorff (2012), la investigación artística necesita herramientas que respeten su naturaleza híbrida. El dispositivo metodológico responde a esta necesidad al proporcionar un marco que equilibra el rigor académico con la libertad creativa.
2) El dispositivo como puente entre investigación e indagación artística
El dispositivo metodológico tiende un puente entre dos territorios tradicionalmente cerrados: la investigación académica formal y la indagación artística experimental. A menudo, estos ámbitos se perciben como poco permeables, cada uno operando bajo lógicas distintas: la investigación privilegia argumentos y bases eruditas, mientras que la indagación artística explora hipótesis, intuiciones y procesos abiertos. Esta herramienta permite conciliar ambas perspectivas, generando un ciclo donde teoría y práctica se retroalimentan constantemente. Sullivan (2010) señala que la práctica artística como investigación necesita métodos que honren tanto el rigor sistemático como la intuición creativa. El dispositivo logra esta integración al unir el pensamiento académico con énfasis en fundamentos teóricos y la exploración artística centrada en la experimentación y las conjeturas. Repko y Szostak (2020) subrayan que la interdisciplinariedad requiere metodologías que integren elementos diversos, y el dispositivo responde facilitando un diálogo orgánico entre pensamiento crítico y acción creativa. Su objetivo no es sólo llegar a una obra final, sino activar un proceso continuo donde reflexión y creación se transforman mutuamente.
3) El dispositivo metodológico en la construcción de una poética artística
El dispositivo metodológico demuestra especial aptitud para construir una poética artística, no como un manual rígido, sino como una sistematización reflexiva del hacer creativo. Esta poética va más allá de ser un conjunto de instrucciones: es una filosofía que guía y ordena el proceso, tal como en la literatura lo han hecho las ars poética. Esta visión se inscribe en una rica tradición de poéticas, que incluye la “Poética del espacio” de Bachelard, la “Poética del texto” de Genette, la “Poética de la retícula” de Krauss, la “Poética del cine” de Bordwell y la “Poética del cuerpo” de Bernard. Aristóteles (2018) definió la poética como un análisis de la estructura y el efecto, pero en la actualidad este concepto ha evolucionado para abarcar múltiples dimensiones del discurso creativo. El dispositivo metodológico permite desarrollar esta poética como un trabajo formalista o estructuralista, organizando principios y procesos creativos en un acomodo inteligente de ideas, ideal para su consulta. No se limita a ser un tratado, sino que permite disponer recursos, convenciones y estrategias creativas de manera orgánica, sin convertirse en un manual prescriptivo. En este marco, cada elemento teórico se articula con el proceso artístico, creando un espacio donde se sistematizan las exploraciones del creador y se reflejan las complejidades inherentes al desarrollo artístico contemporáneo.
4) Organización y diálogo entre conceptos propios y externos
El dispositivo metodológico sobresale al establecer diálogos entre conceptos establecidos y neologismos emergentes del proceso creativo. No se limita a recopilar: cura ideas donde cada término vive y evoluciona. Al permitir que el artista-investigador combine nociones académicas con conceptos propios, el dispositivo crea un marco conceptual dinámico y didáctico. Mitchell (2009) destaca que esta capacidad de organizar y relacionar conceptos es clave para entender la cultura visual contemporánea. La disposición aforística no sólo clarifica las ideas: permite descubrir conexiones inesperadas, creando una red donde cada elemento mantiene su voz mientras participa en un diálogo que enriquece teoría y práctica.
5) La prospectiva artística: de la instrucción a la obra
El dispositivo metodológico ofrece un espacio para proyectar y describir obras futuras, donde las instrucciones escritas pueden generar la creación artística. Este aspecto cobra relevancia en la era del prompt, cuando la inteligencia artificial convierte texto en imagen, mostrando cómo la narrativa escrita moldea la creación visual desde su concepción. LeWitt (1967) lo demostró con sus “Instrucciones de Dibujo”: la descripción textual, o la presentación de bocetos, puede ser la obra misma, donde la idea predomina sobre lo material. Leavy (2015) resalta que en la investigación artística, estas instrucciones y descripciones previas no son simples bocetos sino parte vital del proceso creativo. Así, el dispositivo crea un puente entre la idea inicial y su posible materialización, documentando la evolución creativa incluso antes de su realización física.
6) Esquemas, tipologías y mapas: visualización del conocimiento artístico
El dispositivo metodológico es el mejor medio para incluir esquemas, tipologías, mapas y tablas, permitiendo confrontarlos y analizarlos entre sí. Esta organización visual no solo permite clasificar elementos, sino que revela conexiones complejas entre diferentes aspectos de la investigación que podrían perderse en un texto lineal tradicional. Es afín al desplazamiento histórico de la esquematización en el conocimiento y la visualidad, y brinda a los artistas visuales una oportunidad única para desarrollar y ensayar su claridad explicativa. Rose (2016) enfatiza que el análisis visual requiere métodos capaces de capturar la complejidad de las imágenes en sus múltiples contextos, mientras que Tufte (2006) subraya que la visualización efectiva del conocimiento puede revelar patrones ocultos. Las tipologías creadas dentro del dispositivo no son meras clasificaciones, sino herramientas analíticas que examinan las obras desde múltiples perspectivas. En este sentido, las tipologías se convierten en un ingrediente esencial de la poética artística, proporcionando claridad en la interpretación de las relaciones entre teoría y práctica. Además, estas estructuras facilitan la integración de perspectivas interdisciplinares mediante disposiciones claras y significativas. Al incluir estos recursos visuales, el dispositivo permite que la investigación artística se organice de manera precisa, enriqueciendo tanto la comprensión como la creación.
7) De la práctica a la teoría: retroalimentación metodológica
El dispositivo metodológico permite que la práctica artística genere nueva teoría. Aunque suele verse como una herramienta previa a la experimentación, su flexibilidad convierte los hallazgos prácticos en conceptos teóricos valiosos. Barrett (2007) señala que la práctica artística puede transformar la teoría, cuestionando y redefiniendo paradigmas establecidos. El dispositivo es especialmente útil al organizar la bitácora creativa, donde el proceso artístico se registra crítica y reflexivamente. Sullivan (2010) enfatiza que documentar el proceso creativo es clave para unir teoría y práctica. Esta integración captura tanto los avances previstos como las desviaciones y descubrimientos inesperados, enriqueciendo la investigación mediante descripciones evolutivas y comentarios críticos que contextualizan cada etapa.
8) Formas alternativas de conocimiento en la investigación artística
El dispositivo metodológico abre espacio a formas de conocimiento más allá del análisis académico convencional. Al igual que Sol LeWitt en sus párrafos sobre arte conceptual, permite integrar aforismos, revelaciones y epifanías que, aunque alejados del formato académico tradicional, enriquecen el conocimiento artístico. Borgdorff (2012) enfatiza la necesidad de reconocer estas formas alternativas de saber en la investigación artística. Una tesis en arte, por su naturaleza experimental, debe aprovechar esta libertad. Como señala Frayling (1993), la investigación artística puede y debe expresarse a través de diversos modos discursivos. Esta apertura refleja la esencia del ensayo académico-artístico: no limitarse a formatos convencionales sino explorar nuevas maneras de articular y transmitir el conocimiento.
9) Contribuciones al discurso curatorial y análisis crítico
El dispositivo metodológico enriquece el discurso curatorial al crear una isotopía entre texto e imagen que potencia la narrativa museológica. O’Neill (2012) señala que la práctica curatorial actual necesita herramientas que articulen relaciones complejas entre obras y conceptos. El dispositivo ofrece esta estructura, creando secuencias y conexiones que fortalecen la coherencia expositiva. Bal (2003) resalta la importancia de un análisis visual que integre lo formal y lo contextual, algo que el dispositivo facilita naturalmente. La isotopía texto-imagen que lo caracteriza permite su adaptación óptima a proyectos curatoriales, tejiendo un hilo narrativo que une obras y teorías, revelando conexiones significativas y construyendo conocimiento en múltiples niveles.
10) El dispositivo como activador de la experiencia del lector
El dispositivo metodológico transforma la relación entre la investigación y el lector, involucrándolo como un sujeto activo dentro del proceso creativo e interpretativo. No se limita a presentar el conocimiento de manera pasiva, sino que permite que el lector trace conexiones propias, amplíe las ideas dispuestas y genere nuevas interpretaciones. Bishop (2012) señala que este tipo de participación activa redefine las nociones tradicionales de autoría y recepción, convirtiendo la lectura en una experiencia de co-creación.
Siguiendo esta lógica, el dispositivo fomenta la participación mediante el uso de formatos accesibles y estructurados, como encuestas, visitas interactivas y proyectos piloto, que profundizan el involucramiento del lector o espectador. Rancière (2009) subraya la importancia de considerar al espectador como un agente activo en la construcción de significado. De esta forma, el dispositivo metodológico clarifica las relaciones entre teoría y práctica artística, al tiempo que invita al lector a ser parte del proceso. Cada elemento dispuesto dentro de este marco es una invitación a reinterpretar las conexiones entre conceptos y obras, generando nuevas lecturas que enriquecen tanto la investigación como la creación artística.
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El dispositivo metodológico, lejos de agotarse en su propia estructura, actúa como un catalizador continuo en la práctica artística y en la organización de la investigación. En mi experiencia, esta herramienta no sólo permitió estructurar de manera lógica y evolutiva mi bitácora experimental, sino que también sistematizó la secuencia procesual de las obras, integrando tanto fotografías como comentarios críticos y conceptualizaciones. Al incorporar estos registros, se reveló una dimensión didáctica implícita: cada obra se presentó no como un resultado aislado, sino como parte de un flujo narrativo y reflexivo que daba cuenta de su evolución, con sus aciertos, errores y reinterpretaciones. Esta capacidad instrumental para acomodar sesgos conceptuales junto a lo visual refleja su flexibilidad para organizar el conocimiento sin sofocarlo, potenciando la creación y la reflexión simultáneamente. Así, el dispositivo metodológico no se convierte en un fin, sino en un medio dinámico que transforma el proceso creativo-investigativo en un espacio orgánico de diálogo y aprendizaje, abierto a nuevas lecturas e interpretaciones tanto del artista investigador como de sus pares y su audiencia.
Referencias:
- Agamben, G. (2006). ¿Qué es un dispositivo? Anagrama.
- Aristóteles. (2018). Poética (V. García Yebra, Trad.). Gredos.
- Bachelard, G. (1975). La poética del espacio. Fondo de Cultura Económica.
- Bal, M. (2003). Visual essentialism and the object of visual culture. Journal of Visual Culture, 2(1), 5-32.
- Barrett, E. (2007). Practice as Research: Approaches to Creative Arts Enquiry. I.B. Tauris.
- Bishop, C. (2012). Artificial Hells: Participatory Art and the Politics of Spectatorship. Verso Books.
- Borgdorff, H. (2012). The Conflict of the Faculties: Perspectives on Artistic Research and Academia. Leiden University Press.
- Borgdorff, H. (2012). The Conflict of the Faculties: Perspectives on Artistic Research and Academia. Leiden University Press.
- Déotte, J. L. (2013). La época de los aparatos. Adriana Hidalgo.
- Eco, U. (1988). Semiótica y filosofía del lenguaje. Editorial Lumen.
- Foucault, M. (1980). Power/Knowledge: Selected Interviews and Other Writings 1972-1977 (C. Gordon, Ed.). Pantheon Books.
- Frayling, C. (1993). Research in Art and Design. Royal College of Art Research Papers, 1(1), 1-5.
- Genette, G. (1989). Palimpsestos: la literatura en segundo grado. Taurus.
- Mitchell, W. J. T. (2009). Teoría de la imagen: Ensayos sobre representación verbal y visual. Akal.
- O’Neill, P. (2012). The Culture of Curating and the Curating of Culture(s). MIT Press.
- Rancière, J. (2010). El espectador emancipado. Capitán Swing.
- Repko, A. F., & Szostak, R. (2020). Interdisciplinary Research: Process and Theory. SAGE Publications.
- Sullivan, G. (2010). Art Practice as Research: Inquiry in Visual Arts. SAGE Publications.